domingo, 30 de diciembre de 2012

Deja que Dios edifique

Deja que Dios edifique

Si el Señor no edifica la casa,    en vano se esfuerzan los albañiles.Si el Señor no cuida la ciudad,    en vano hacen guardia los vigilantes.En vano madrugan ustedes,    y se acuestan muy tarde,para comer un pan de fatigas,    porque Dios concede el sueño a sus amados. Salmo 127:1-2 

Dejar que Dios edifique. Es difícil cuando somos tan autosuficientes. Cuando estamos tan seguros de nosotros mismos y de los recursos que tenemos o esperamos. Cuando somos nosotros los que edificamos "parece" que todo está bajo control. Nuestro control, no el de Dios. El 2013 es un tiempo para dejar que él edifique. 
Tres cosas pasan cuando él no edifica: 
1. Si Dios no edifica: En vano trabajan..cualquier tipo de trabajo será en vano, inútil, sentimos que le damos y le damos y nada alcanzamos. Simple, él no está edificando. Peligroso para la salud. 
2. Si Dios no cuida: En vano velamos, guardamos guardia. Son inútiles entonces tus preocupaciones, afanes y seguridades aparentes si el Señor no es el que vigila. Todo esfuerzo centrado en nosotros mismos, nuestros recursos, pertenencias, adquisiciones, etc. para dar seguridad y confort a nuestra familia es inútil. No gastes más si él no vigila 
3. Si Dios no guarda: En vano nos esforzamos. El verso 2 encierra una gran verdad para todos los que se esfuerzan pero se olvidan de Dios.
Muchos de ustedes han sido capturados por la ansiedad al trabajo, el problema es que esa ansiedad no te saciará jamás si el Señor no es quien Edifica, Cuida y Guarda tu vida personal, tu familia y a los tuyos
Es necesario un cambio de actitud en tu respuesta a Dios. Es necesario traspasar la raya de la religiosidad y dejar que sea él quien Edifique. Mientras no se rompa tu paradigma actual centrado en tí mismo, tus propios esfuerzos y tus necesidades es imposible que goces una vida abundante. 
Feliz 2013. Deja que Dios edifique. 



jueves, 27 de diciembre de 2012

Cultura Machista en la Iglesia


Cultura Machista en la Iglesia

Personalmente y por nuestra experiencia  pastoral el machismo está en las iglesias desde siempre. A la mujer se le ha dado su lugar: cocinar en retiros o campamentos, encargarse del grupo de damas, enseñar a vestirse a las jóvenes, hacer reuniones café, dirigir coros, hacerse cargo de la cocina, una colaboradora en actividades domésticas de la iglesia, que los arreglos florales, etc. Eso no está mal. Lo malo es cuando se limita a sólo eso, ese es el campo de acción que se le da a las mujeres en muchas iglesias. Con razón las nuevas generaciones de mujeres jóvenes prefieren dejar de asistir a la iglesia que imaginarse detrás de un delantal o arreglando el altar....esto es una realidad dolorosa de la iglesia evangélica. Lo más duro es que cuando una mujer asume liderazgo, es proactiva, tiene dones de enseñanza fuertes, más si es profesional, inmediatamente el inconsciente colectivo de la iglesia en la que está comienza a mandar un mensaje: No aplica. Está metiéndose en un papel que no le corresponde a las mujeres en nuestra cultura de iglesia. Y lo más doloroso aún es ver como el espíritu machista es alimentado en estos casos específicos por las mismas mujeres. Es importante que se le enseñe a la iglesia cuál es el verdadero papel de la mujer en la biblia y la iglesia. Esto tiene que cambiar...es un fenómeno viejo y que ha provocado el estancamiento en muchas mujeres con dones sobresalientes que han tenido que enterrar su cabeza. Lo contradictorio de todo es que cuando estas mujeres comienzan a tener éxito en sus trabajos, en sus estudios, sobresalen como abogadas, docentes, orientadoras, administradoras, y demás, las comienzan a criticar por qué NO HACEN NADA EN LA IGLESIA. Cuando fue la misma iglesia la que les cerró las puertas. El machismo es un mal, un pecado que se ha adueñado de los escenarios de las iglesias, sin duda alguna.       

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Una Cultura de Espera

Una Cultura de Espera

Esperar. Es una acción que nos gusta poco, por lo general esperar está relacionado con tiempo, economía, recursos entre otros activos que dejamos de percibir. Matamos el tiempo esperando en el banco al hacer una transacción, tratamos de anticiparnos al tiempo de espera que tenemos que hacer esperando una cita médica, y nos llevamos un libro para leer, o escuchamos música; son muchas las acciones que hacemos con tal de evadir ese tiempo de espera. Incluso muchas veces postergamos decisiones por el sólo hecho de no tener que esperar. 

Pero qué importante es esperar. Esperar es una virtud que engrandece a quienes la han desarrollado. Por ejemplo qué lindo es esperar comprarnos un artículo que queremos y hacerlo de contado. Pero, preferimos la compra a crédito, lo inmediato, aunque pague más. Pero detrás de este ejemplo está un poderoso principio: Si no soy capaz de esperar, terminaré pagando más. 

Cuando somos jóvenes no nos gusta esperar, queremos las cosas ya. Nos adelantamos a los momentos oportunos, justificamos nuestra impaciencia con la típica frase: Hay que vivir el momento. Es cierto, hay que vivirlo, pero también es cierto que debo tener desarrolladas en mi vida las habilidades de la responsabilidad y la toma de decisiones efectiva. Lo cual es algo que nos lo da la experiencia y el madurar en nuestro caminar. 

Si te encuentras esperando algo, la oportunidad que has deseado por mucho tiempo, ese tiempo de espera debe ser un aprendizaje. Dios capitaliza todo en nuestra vida, nosotros somos los despistados que no nos damos cuenta de lo que Dios está haciendo. Si esperas algo, debes hacerlo con esperanza, si esperas algo, posiblemente tendrás que atravesar algún desierto. Pero no tires la toalla, lo mejor está por llegar. 

Por otro lado esperar no es sinónimo de ser flojo, negligente o dejado. Es más bien la virtud de desarrollar el carácter que nos ayudará a enfrentar, administrar o asumir efectivamente aquello que esperamos. 

Esperemos. Sigamos moviéndonos en el tiempo de espera hacia la dirección correcta que nos dicta Dios en nuestro corazón. 


domingo, 23 de diciembre de 2012

Dios con nosotros…En la oscuridad


Dios con nosotros…En la oscuridad

Dios con nosotros, es una frase que por lo general relacionamos con esta época que estamos viviendo. Ya se había anunciado por medio del ángel que nacería un ser especial que salvaría al pueblo de sus pecados y que se le conocería también como Emanuel, que significa Dios con nosotros. Lo interesante de esta época tan llena de luz y brillo en las casas y por las calles es que ese Dios con nosotros estuvo rodeado de oscuridad.

Sus padres fueron abrazados por la aterradora noticia para una madre joven de que llevaba en su vientre al hijo de Dios, y para su padre adoptivo que sería el responsable de cuidar no sólo a la madre del niño, sino al mismo hijo de Dios. Eso es sorprendente. Pero al mismo tiempo es aterrador.

Las noticias siguen siendo oscuras porque no hay lugar donde el niño pueda nacer, más aún cuando el misterio rodea a esta joven pareja y por medio de revelaciones angelicales y estelares es anunciado aquel evento a otras personas que llegan a adorar al niño. Más tarde buscan al niño para matarlo, así que deben huir a una tierra lejana, Egipto, para preservar la vida de Jesús. Que por cierto el nombre del niño es inventado, un regalo de Dios mismo, sin duda todo un misterio.

Volvamos a Egipto. Es paradójico, Egipto da asilo y protección al hijo de Dios. Hace unos miles años en la historia del pueblo de Israel ese país que ahora es el escape del hijo de Dios era el verdugo de los hebreos. Cuatrocientos años de oscuridad y esclavitud que culminan con la liberación portentosa de ese pueblo del cual vendría un día el salvador. 

En el desarrollo de esa historia de liberación hay un episodio en el que “Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios” Éxodo 20:21.

La oscuridad, elemento que relacionamos muchas veces con el mal, con lo tenebroso y sospechoso. Pensamos muchas veces que los malos son quienes habitan en oscuridad, en sentido figurado. Enseñamos  a nuestros niños que la oscuridad esconde algo terrible que les va a pasar si no son obedientes o se portan mal. El diablo es el que habita en la oscuridad decimos muchas veces, cosas como esas nos dan una visión negativa de la oscuridad.

¡Qué interesante! Aquel niño Jesús se rodeo en su contexto inmediato de oscuridad, de incertidumbre, de zozobra, tener que huir por su vida, sólo quien ha tenido que salvar su pellejo en serio, puede saber lo que significa eso. Un niño, Emanuel Dios con nosotros rodeado, no de luces, sino de penumbras.

Ahora veamos a Moisés, un prototipo de ese Salvador, se acerca a la oscuridad en la cual estaba Dios. ¡¿Perdón?!, ¿estamos leyendo bien? Así es, Dios habita la oscuridad también. Ya dicen las primeras palabras del libro sagrado: “las tinieblas estaban sobre la faz de la tierra y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” Génesis 1:2. Podemos ver de nuevo ese dúo divino, tinieblas/Dios, oscuridad/Espíritu, Egipto/Jesús.

Dios nos enseña algo muy importante. Aunque los seres humanos huimos de los escenarios sombríos y oscuros de la vida y de la historia misma. Nos escabullimos de esos momentos y episodios de la vida personal, no nos gustan. Unido a ese sentimiento o inconsciente colectivo, nos bombardean las teologías populares como la de la prosperidad donde el sufrimiento, la escases, los recursos limitados, la enfermedad y la pobreza se interpretan como una maldición o que estás en pecado, así las cosas cerca del 20% de Costa Rica está bajo maldición o en pecado, y lo más lamentable de todo es que el 45% (casi la mitad) de los pobres son niños y adolescentes. Visto desde esta postura escapista del cristianismo estos niños y jóvenes no son bienaventurados o dichosos como lo dicen las bienaventuranzas.

Por dicha Jesús se fue para Egipto, por dicha Moisés buscó a Dios en la oscuridad, parece que el carácter del Dios con nosotros…En la oscuridad dista kilómetros de distancia de la esencia del cristianismo de hoy en día, donde sufrir o pasar periodos/épocas de escasez y relativa incomodidad los vemos como artimañas del enemigo. Cuando son esos momentos los que realmente nos enseñan a vivir como cristianos, hijos de un Dios que sufrió y habitó el desorden del mundo al que vino a vivir. El carácter del verdadero discípulo de Jesús se forja en la maquinaria de la prueba, si no hay prueba no hay fortaleza y sin hay fortaleza se vive un cristianismo maquillado, cosmético.

Evitamos una cosmovisión masoquista del cristianismo, pero nos resistimos a aceptar que la vida cristiana está eximida de sufrimiento. Abrazas la cruz y sigues a Jesús, o te abrazas a un mensaje cómodo donde lo vas a tener todo sin necesidad de depender del Rey. La enseñanza de Dios con nosotros…En la oscuridad debe confrontarnos con la clase de cristianismo que vivimos y reflejarnos en el Cristo de la cruz, porque al abrazarlo a él, sólo así tendremos al Cristo de la Resurrección. No hay Resurrección sin muerte, como tampoco hay cristianos sin sufrimiento o momentos de oscuridad.
 
“O aprendes a querer la espina o no aceptes rosas” “Las nubes grises también forman parte del paisaje” (Ricardo Arjona y Gabi Moreno). Jesús es una rosa que viene envuelta con la oscuridad y sufrimiento de un mundo dañado por el pecado, pecado que sólo él puede quitar. El cristianismo muchas veces se torna gris, lo que nos debe despertar a la esperanza de que pronto salga el sol.