domingo, 23 de diciembre de 2012

Dios con nosotros…En la oscuridad


Dios con nosotros…En la oscuridad

Dios con nosotros, es una frase que por lo general relacionamos con esta época que estamos viviendo. Ya se había anunciado por medio del ángel que nacería un ser especial que salvaría al pueblo de sus pecados y que se le conocería también como Emanuel, que significa Dios con nosotros. Lo interesante de esta época tan llena de luz y brillo en las casas y por las calles es que ese Dios con nosotros estuvo rodeado de oscuridad.

Sus padres fueron abrazados por la aterradora noticia para una madre joven de que llevaba en su vientre al hijo de Dios, y para su padre adoptivo que sería el responsable de cuidar no sólo a la madre del niño, sino al mismo hijo de Dios. Eso es sorprendente. Pero al mismo tiempo es aterrador.

Las noticias siguen siendo oscuras porque no hay lugar donde el niño pueda nacer, más aún cuando el misterio rodea a esta joven pareja y por medio de revelaciones angelicales y estelares es anunciado aquel evento a otras personas que llegan a adorar al niño. Más tarde buscan al niño para matarlo, así que deben huir a una tierra lejana, Egipto, para preservar la vida de Jesús. Que por cierto el nombre del niño es inventado, un regalo de Dios mismo, sin duda todo un misterio.

Volvamos a Egipto. Es paradójico, Egipto da asilo y protección al hijo de Dios. Hace unos miles años en la historia del pueblo de Israel ese país que ahora es el escape del hijo de Dios era el verdugo de los hebreos. Cuatrocientos años de oscuridad y esclavitud que culminan con la liberación portentosa de ese pueblo del cual vendría un día el salvador. 

En el desarrollo de esa historia de liberación hay un episodio en el que “Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios” Éxodo 20:21.

La oscuridad, elemento que relacionamos muchas veces con el mal, con lo tenebroso y sospechoso. Pensamos muchas veces que los malos son quienes habitan en oscuridad, en sentido figurado. Enseñamos  a nuestros niños que la oscuridad esconde algo terrible que les va a pasar si no son obedientes o se portan mal. El diablo es el que habita en la oscuridad decimos muchas veces, cosas como esas nos dan una visión negativa de la oscuridad.

¡Qué interesante! Aquel niño Jesús se rodeo en su contexto inmediato de oscuridad, de incertidumbre, de zozobra, tener que huir por su vida, sólo quien ha tenido que salvar su pellejo en serio, puede saber lo que significa eso. Un niño, Emanuel Dios con nosotros rodeado, no de luces, sino de penumbras.

Ahora veamos a Moisés, un prototipo de ese Salvador, se acerca a la oscuridad en la cual estaba Dios. ¡¿Perdón?!, ¿estamos leyendo bien? Así es, Dios habita la oscuridad también. Ya dicen las primeras palabras del libro sagrado: “las tinieblas estaban sobre la faz de la tierra y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” Génesis 1:2. Podemos ver de nuevo ese dúo divino, tinieblas/Dios, oscuridad/Espíritu, Egipto/Jesús.

Dios nos enseña algo muy importante. Aunque los seres humanos huimos de los escenarios sombríos y oscuros de la vida y de la historia misma. Nos escabullimos de esos momentos y episodios de la vida personal, no nos gustan. Unido a ese sentimiento o inconsciente colectivo, nos bombardean las teologías populares como la de la prosperidad donde el sufrimiento, la escases, los recursos limitados, la enfermedad y la pobreza se interpretan como una maldición o que estás en pecado, así las cosas cerca del 20% de Costa Rica está bajo maldición o en pecado, y lo más lamentable de todo es que el 45% (casi la mitad) de los pobres son niños y adolescentes. Visto desde esta postura escapista del cristianismo estos niños y jóvenes no son bienaventurados o dichosos como lo dicen las bienaventuranzas.

Por dicha Jesús se fue para Egipto, por dicha Moisés buscó a Dios en la oscuridad, parece que el carácter del Dios con nosotros…En la oscuridad dista kilómetros de distancia de la esencia del cristianismo de hoy en día, donde sufrir o pasar periodos/épocas de escasez y relativa incomodidad los vemos como artimañas del enemigo. Cuando son esos momentos los que realmente nos enseñan a vivir como cristianos, hijos de un Dios que sufrió y habitó el desorden del mundo al que vino a vivir. El carácter del verdadero discípulo de Jesús se forja en la maquinaria de la prueba, si no hay prueba no hay fortaleza y sin hay fortaleza se vive un cristianismo maquillado, cosmético.

Evitamos una cosmovisión masoquista del cristianismo, pero nos resistimos a aceptar que la vida cristiana está eximida de sufrimiento. Abrazas la cruz y sigues a Jesús, o te abrazas a un mensaje cómodo donde lo vas a tener todo sin necesidad de depender del Rey. La enseñanza de Dios con nosotros…En la oscuridad debe confrontarnos con la clase de cristianismo que vivimos y reflejarnos en el Cristo de la cruz, porque al abrazarlo a él, sólo así tendremos al Cristo de la Resurrección. No hay Resurrección sin muerte, como tampoco hay cristianos sin sufrimiento o momentos de oscuridad.
 
“O aprendes a querer la espina o no aceptes rosas” “Las nubes grises también forman parte del paisaje” (Ricardo Arjona y Gabi Moreno). Jesús es una rosa que viene envuelta con la oscuridad y sufrimiento de un mundo dañado por el pecado, pecado que sólo él puede quitar. El cristianismo muchas veces se torna gris, lo que nos debe despertar a la esperanza de que pronto salga el sol. 

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